jueves, 28 de enero de 2010

Deuda pública interna y externa de Asia.

Los países en desarrollo rebasan las cotas de alerta de la deuda pública interna
15-09-08 Por Éric Toussaint *

La deuda pública interna de los Países en desarrollo (PED) ha crecido mucho desde la segunda mitad de los años 90. Dicho aumento es especialmente fuerte y preocupante en un gran número de países de rentas medias. Aunque a algunos países muy pobres todavía no les ha afectado este fenómeno, la tendencia se dirige claramente a la subida de la deuda interna de los PED. El coste es enorme.

Según el Banco Mundial, la deuda interna pública del conjunto de los PED pasó de 1,3 billones de dólares en 1997 a 3,5 billones de dólares en septiembre de 2005 |1| , es decir, 2,5 veces la deuda pública externa, que se elevaba a 1,415 billones de dólares en 2005. Además, el reembolso de la deuda pública interna en 2007, representaba alrededor del triple del de la deuda pública externa, es decir, 600.000 millones de dólares. Por lo tanto, el pago de la deuda pública total (externa e interna) sobrepasa la suma astronómica de 800.000 millones de dólares reembolsados cada año por los poderes públicos de los PED.

Ahora bien, bastarían 80.000 millones de dólares al año durante 10 años, es decir, 800.000 millones de dólares en total, para asegurar a la totalidad de la población los servicios sociales esenciales, como el acceso a los cuidados sanitarios básicos, al agua potable y a la educación primaria |2| . Sería un progreso fundamental para una gran mayoría de los habitantes de la tierra.

Asia es el continente donde la deuda pública interna ha aumentado más en los últimos años, especialmente como consecuencia de la crisis del sureste asiático de 1997-98 y de las políticas que impusieron el Banco Mundial y el FMI. En lugar de ser utilizado (sea por poderes públicos o agentes privados) para la inversión productiva, el ahorro que esta depositado en el sector bancario se desvía sistemáticamente hacia un comportamiento de renta parasitaria. Los bancos prestan dinero a los poderes públicos que éstos deberán reembolsar con intereses enormes, que rondan la usura. Efectivamente, para los bancos es menos arriesgado prestar al Estado que conceder créditos a pequeños o medianos productores. Un Estado casi nunca dejará de pagar en lo que concierne a la deuda interna. Además, los bancos centrales de los PED, apoyados por el Banco Mundial, a menudo aplican los tipos de interés más altos. Eso desemboca en el comportamiento siguiente: los bancos locales piden préstamos en los mercados financieros extranjeros (Estados Unidos, Japón, Europa) a corto plazo y a tipos de interés bastante bajos y prestan ese dinero en sus países a largo plazo con altos tipos de interés. Así consiguen jugosos beneficios hasta que los tipos de interés vuelven a subir mucho en los países del norte, lo que puede entonces originar su quiebra. Con el riesgo de que el Estado tenga que asumir, una vez más, sus deudas privadas aumentando en otro tanto la deuda pública interna. Así se origina el círculo vicioso de la deuda pública interna que completa el de la deuda pública externa.

LA DEUDA EXTERNA Y LA CRISIS FINANCIERA
La relación entre la deuda externa y el crecimiento económico es algo
complicado. Si la deuda externa es buena o mala para el crecimiento económico
depende en gran medida de cómo hacemos uso de ella. Para un país en desarrollo, por lo general carecen de capital, la deuda externa desempeña un papel clave en la promoción de la economía.
El desarrollo económico y durante los últimos treinta años, por ejemplo, muchos
Economistas de Asia oriental se han beneficiado enormemente de la deuda externa. Muchos de los países de Asia oriental más afectados por la crisis financiera fueron los que ya estaban cargados con la onerosa deuda externa. Desde finales de 1995 a través de hasta junio de 1997, la suma total de las deudas a corto plazo en para 68,2%, en Tailandia, 66,6%, en Indonesia, 60,9%, y 52,2% en Malasia.

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